lunes, 14 de abril de 2014

ENTRAÑAS

Una melodía extraña llegaba hasta él a través de la noche mientras, temblando de frío y con la cara ardiendo, veía levantarse ante sus ojos columnas de obstáculos, debilidades, errores y miedos en perfecto estado de revista. En el interior de su cabeza las cosas no estaban mejor: las neuronas, al tiempo que enjuagaban el sudor de sus molleras, daban ridículos saltitos de un extremo a otro del problema sin saber muy bien qué hacer. Finalmente cerró los ojos y cambió de víscera: recordó, es decir, volvió a pasar por el corazón, y allí, en las entrañas, el acuerdo parecía unánime. Y llamó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario