Todo
aquello que conforma la risa, las sombras, la muerte y hasta el olvido, parecía
provenir de una misma substancia primigenia, de un artificio casual que resultó
ser, contra todo pronóstico, extraordinariamente fértil. Eso pensaba sobre el
génesis. Quizás por eso, se afanaba en descubrir y recrearse en los escasos momentos
de brillantez que le ofrecía el tiempo impuro que le tocó vivir. Hoy no tenía
un buen día. Llegaban a su cabeza noticias de un mundo que, fatigado, tocaba a
su fin, sin que juicio ni gesto alguno fuese capaz de redimirlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario