miércoles, 9 de abril de 2014

POR DENTRO

Hierático y algo avinagrado, reía por dentro en mudas carcajadas que hacían retumbar las bóvedas del alma, y besaba por dentro con labios clandestinos y jugosos, y bendecía con su mirar esos manojos de limpias palabras que, llegados de lejos, le llegaban muy adentro. Y se moría de ganas por dentro, y si le hubieran dejado, se hubiera tirado dentro de aquella ventana de luz sin que nadie se hubiera dado cuenta de que se estaba ahogando por dentro. A renglón seguido, y para disimular, cantó por dentro melodiosos danzones que hablaban de añoranzas de un mar tan cercano como imposible, y al final de la tarde, como prueba evidente de que no sólo es el ártico el que se derrite, voló por dentro como vuelan aquellos que, a lomo de peculiares alfombras mágicas, se afanan en la urdimbre de la esperanza y la necesidad. Ni que decir tiene que murió soñando...también por dentro.

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