lunes, 23 de marzo de 2015

CARACOL


Le tranquilizaba pensar en la naturaleza del caracol. Él también se retrae cuando le tocan, y sin embargo es feliz, o al menos está en condiciones de serlo. Y también le tranquilizaba pensar en los amigos del caracol, especialmente en aquellos momentos en los que nadie entre los caracoles hablaba de alegría pero todos estaban alegres. Llegó incluso a pensar que todos somos prisionero de nosotros mismo y de nuestros miedos, y que cada cual, como el caracol, busca el cobijo allí donde cree verlo. Pero ese pensamiento no le tranquilizó.

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