miércoles, 25 de marzo de 2015

EL ARCÓN


Detectó un agujero en el centro de su ser. Al principio le pareció un contenedor de pensamiento, un arcón de origen onírico y preconsciente que fue abandonado tras una batalla ya olvidada que seguramente se perdió. No le extrañó. De hecho, es muy corriente que esto ocurra, especialmente cuando se trata de personas que, apartados de la televisión, crecen salvajes. La historia fue ésta: hubo una vez un viajero que huía en su interior y al que, maleta en mano, le sorprendió la muerte impar. Y es que la muerte, al menos en lo que a cada cual respecta, es siempre impar.

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