Con la cabeza ladeada y la mirada ausente, escuchaba los exhortos
de su padre para que cogiera las riendas de la finca, sin que las diatribas de
aquel buen hombre lograran hacer mella alguna en su espíritu. Tentado estuvo de
hacerse cura, a la vista del interés que mostraba por las obscuras cosas del
más allá, sólo comparable a su desinterés por los asuntos de la labranza y del
más acá. Pero en esto llegó la guerra, y todo –lo de más allá y lo de más acá-
se lo llevó por delante.
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