Sabía
muchas cosas sobre las estrellas y su ser, parte liquen y frío espeso, parte
moho descafeinado, unido a su estructura semilíquida y gatuna, le permitía
vivir en múltiples hábitats de naturaleza muy distinta sin que su presencia
llamara especialmente la atención. Solía vivir en el silencio pero un buen día
surgió de entre una nube de polvo de tiza y habló de los reinos, del derecho
positivo y del día del juicio final. Su alma, como la de todos, aún la están
buscando.
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