sábado, 4 de mayo de 2013

...Y PENSÓ EN LA CENA


La tarde estaba para reflexiones teológicas y pensó en dios. Y pensó que dios no necesita saber. Pensó después que, de hecho, nunca supo nada. Luego pensó que quizás supo algo al principio, pero se le olvidó. Pensó también que desde siempre trató de hacernos comprender su infinita indiferencia a través de pequeños y grandes gestos, pero ni aún así. Pensó que dios tendría cierta melancolía en sus ojos y, antes de levantarse del taburete del bar, pensó también que, de poder, a dios le gustaría escapar del aire rancio y cansino que supura la historia de los hombres. Ya en casa dejó de pensar en dios y pensó en la cena.

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