Se tenía a sí mismo por el hombre más solitario que
había conocido nunca. Bien es cierto que su opinión no resultaba
estadísticamente muy relevante ya que, además de vivir en un vecindario de
personas muy parecidas que hacían cosas igualmente parecidas, además digo,
había conocido poca gente. Puede decirse también que, amén de solitario, él era
raro: adoraba las nubes y creía en el poder absoluto de la belleza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario