jueves, 9 de mayo de 2013

EL TURBIO ZUMO


Tras leer, es decir, tras comer del pienso que le alimentaba, es decir, tras pensar, el turbio zumo resultante se interrogaba a propósito del meollo del vivir. Del sebo neuronal, en plena resaca, no llegó respuesta alguna, razón por la cual no le quedó otra que dejarse llevar por el sentir. Y entonces sintió el hueco, que es como decir que aprendió a vivir la vida, a modo de trago largo. De él basta decir que su perro le creyó, y además le quiso.

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