Él,
ella, y el secreto. Y las risas mojadas. Y el jeroglífico de la lluvia. Y la
luz del sol posándose en los lirios. Y el grito hundido de los árboles. Y el
barro triturado de sufrimientos. Y el papel tempestuoso del aire que la lluvia
derriba. El agua endurecida y bestial. Y el cielo goteante y empapado de
tristeza. Horas son, se dijo para sí, para el diamante y el grafito.
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