Dicen
que ya de pequeñito fue abducido por las musas y que, de entre todas las
posibilidades que le ofreció la exuberancia del vivir, escogió una sola una de
entre todas ellas, a la que llamo obra. A partir de ahí, el universo entero
–personas, animales y cosas- fue alineado y evaluado de forma instrumental en
función de que resultara o no de utilidad para la ingente tarea que consistía
en la elaboración de la obra. Más allá de la inutilidad general del género
humano y de la relativa insignificancia de la vida, fue tratado de genio,
porque lo era, aunque por momentos vivir a su lado se convirtiera, según
testimonios muy cercanos al artista, en algo difícilmente soportable.
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