Iba
flotando por la vida, como un trozo corcho en el mar, y conviene decir desde ya
que todas sus atenciones para con ella respondían a una pasión sin propósito.
Con todo, esa mirada triste y muda, como de perra apaleada, unido a un color
difícilmente ubicable, sucio diría yo, la convertían ante sus ojos en un ser
sino irresistible sí al menos irrepetible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario