Recuerdo perfectamente dónde estaba cuando murió Dean porque ese
día, el treinta de septiembre de 1955, coincidimos los dos en Cholane, en el
cruce de la 41 con la 46. Quien esto escribe salió de la coincidencia con
la con la nariz rota y el hombro lastimado. A él le fueron peor las cosas: se
rompió el cuello y se quedó en el sitio. Me han dicho que cerca de allí han
plantado un árbol. Me alegro. La gata de Dean, a pesar de los cuidados de
Elizabeth, también murió. Yo dejé de estudiar y mi Ford se fue al desguace,
junto con el Porche de Dean.
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