Los muertos están de normal muy descansados y ligeros de
preocupaciones. Eso es así, impepinable como diría mi madre. De hecho, el único
inconveniente que tienen, si es que puede llamárselo así, es que están solos,
razón por la cual les encanta recibir visitas. Y lo crean o no, las visitas
llegan, y créanme también esto que les digo: todas se quedan, de lo que no es
difícil deducir que no les deben tratar tan mal como pregonan algunos, que van
hablando por ahí sin saber de la mitad a la media.
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