jueves, 4 de febrero de 2016

LILITH


Estaba ahí sentada, y a punto he estado de decir que estaba ahí sentada con sencillez, pero lo cierto es que esto último sería faltar a la verdad.  La bata de fieltro rosa que le cubría y que se había agenciado vaya usted a saber dónde, unido a esos calzoncillos con tirantes que lucía por toda indumentaria, aumentaba una apariencia ya de por si extravagante y desusada. El caso es que ahí estaba sentada Lilith, la primera mujer de Adán una vez expulsado del paraíso, con una pose carente de cualquier significado moral, parpadeando muy deprisa y emitiendo un aullido mudo que, quizás por eso, resultaba desgarrador.

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