domingo, 7 de julio de 2013

CONVIVIR CON ESA EXTRAÑEZA


Muerto en vida, seguía sintiéndose extraño ante la certeza cierta de no seguir amándola, de no atragantarse de ella cada tarde en los ratos de la siesta, de no poder combatir ese silencio cruel que suponía la necesaria ausencia de aquel nombre en su boca. Pues bien, para que le conozcan les diré que, aun condenado como estaba a convivir con esa extrañeza, ni un solo día pensó en renunciar a la parte alícuota de locura que le correspondía en esto que llaman amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario