Para
enseñarles a no tener miedo no se le ocurrió otra cosa que enseñarles su propio
miedo. Para ello tuvo que subir muy arriba, y allí, de entre las sombras de
aquel cielo de limpieza infinitesimal, fueron surgiendo las imágenes de su personalísima
galería de horror: el reptil, la imagen del primer cuerpo revelado, una navaja
hundida sobre un montón de tierra, el afrutado perfume de una boca perdida…el
miedo es libre, les dijo, pero nosotros no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario