miércoles, 10 de julio de 2013

LETANÍA DE PREGUNTAS


Acurrucado en el hueco que quedaba debajo de la escalera esperaba no se sabe qué. Y escuchaba. Aquellas palabras bien podrían proceder de algún pájaro parlanchín, o tal vez de alguna máquina reproductora de sonidos, pero no. La letanía de preguntas que escuchaba bajar procedían del tercer piso tenía su origen en una boca de amasijo carmesí, y en unos ojos vacíos y tristes, como maltratados por la fiebre, todo lo cual apareció en el rellano del portal coronado por un ridículo sombrero de paja.

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