lunes, 22 de julio de 2013

EL VERANO DE LOS TRIGOS


Era el verano de los trigos, temblaban las espigas, y el amor caía dormidito como un niño chico cada vez que se recogía entre las faldas de la señora siesta. De vez en cuando caía un chaparrón y las aguas lunares se precipitaba por los desdentados escalones de la montaña. Todo eso estaba ahí, pero nada parecía afectarle. Azotado como un perro bajo el rayo blanco del neón, veía a su corazón poblarse de sombras y sentía las horas cada vez más lejanas.

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