Acurrucado en el peor lugar de la cama, imaginaba sin embargos y peros que
acotasen o al menos que explicaran la presencia en su interior de ese malestar
con forma de nube sin sombra que por momentos resultaba intolerable. ¿Sería la
postura? Cambiaba de postura, pero la nube seguía ahí, sin sombra. ¿Sería el
colchón?...y un atisbo de esperanza se dibujó en su mente. Mientras se aclaraba
el asunto resolvió que, a partir de hoy, la nube dormiría con sombra o sin
ella, como quisiera, pero en el sofá.
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