Sin más estrategia que un pensamiento, un lánguido pensamiento, dejó que su
cuerpo vagara de cielo en cielo agotando la distancia y el tiempo que le fue
dado, no sin cierto garbo y, todo hay que decirlo, no sin cierta angustia. Aun
a pesar del profundo misterio que envuelve los días -están, se van, y se
olvidan o vuelven, cuando vuelven, repletos de recuerdos-, lo cierto es que las
preguntas, los besos, los sabores,…nada importante quedó encerrado tras de
aquellos labios. La sustancia, quedó dicha.
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