sábado, 13 de julio de 2013

NO SE INMUTÓ


Abrumado por una espesura de estrellas, la noche finalmente explotó en millones de diminutos fragmentos que antaño constituyeron su ser. Pero él no se inmutó. Siguió bebiendo vino del más rojo hasta que un vendaval de sentimientos huracanados arrancó de él la primera lágrima. Bien mirado, la vida entera de aquella lágrima  fue un visto y no visto que comenzó en el lagrimal y terminó en la lengua. Pero él no se inmutó. 

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