jueves, 20 de febrero de 2014

CORAZONES DE ESPERANZA CON ASPECTO DE BEBE


Era tan razonable, tan pero que tan razonable, que en vez de vivir con los pies en el suelo optó por enterrarlos, primero uno y luego el otro, allí mismo, en ese suelo tan suyo, para que a nadie cupiera duda alguna de su devoción por la realidad y de su razonabilidad. Y en cuanto se notaba el menor titubeo, los enterraba más. Sólo su mente volaba y, cuando lo hacía, aprovechaba para silabear el decoro del lirio mientras devoraba por teléfono corazones de esperanza con aspecto de bebé.

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