domingo, 9 de febrero de 2014

DESPUÉS DE LA TORMENTA


Después de la tormenta, un algo volador salido de la nada llegó exhausto y empapado para caer de golpe sobre el porche de mi jardín. Era tal su debilidad, que parecía un ser de una especie aún por descubrir. Aterido, me miraba con los ojos completamente fuera de las órbitas mientras su corazón palpitaba en mi mano a razón cien mil pulsaciones por segundo. Lo amé mientras pude, pero la lucha con la parca fue desigual y se fue con la última línea rojiza del sol.

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