domingo, 16 de febrero de 2014

UNA MORENA SONROSADA


Observaba el mundo con detenimiento a través de sus lágrimas y, aunque algo borroso, lo que veía no le desagradaba en absoluto. En lo más profundo de su cabezota disponía de un gélido motor inmóvil que no paraba de mezclar las imágenes con los recuerdos, y estos con los deseos, y los deseos con los relámpagos, y todo, todo, le hacía evocar la inalcanzable sonrisa de una morena sonrosada cuya única misión parecía consistir en crear la suave brisa que, sin tregua, recorre la tierra.

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