viernes, 18 de marzo de 2016

CAUSA PRIMERA


Una masa de rostros miraba hacia el cielo. Desnucados de por vida, se disolvían unos con otros entre piadosos y aterrorizados mientras observaban aquella mole que venida de muy lejos iba a liberar su espíritu de cualquier temor. Todos los presentes, incluso aquellos a los que les gustaba los martes, segregaban millones de endorfinas inútiles. Todos los efectos, por fin, salían al encuentro de la causa primera.

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