Había que hacer algo, y ese algo no necesariamente pasaba por la
razón. De hecho, le aterrizaba sobremanera pensar en la desmesura a la que
puede llegar el hombre a caballo de sus pensamientos. Pero aun negando la razón,
el camino a tomar estaba lejos de resultar evidente. La prueba estaba en que aquellos
que tenían por costumbre sacrificarla en aras de la fe, la revolución, el arte
o la lujuria tampoco encontraban la paz con la facilidad que sería esperable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario