lunes, 21 de marzo de 2016

LA QUÍMICA



No sería la primera ni la última vez que querubines y satanases fornicaran como locos en la cabeza de algún poeta. En este tipo de escenas suele ocurrir que el medium, además de poner la cama, debe atender al cuidado de las heridas provocadas por tanta fricción. Así las cosas, lo más normal es que el poeta busque la sanación lamiendo sin heridas sin que acierte a poner remedio, aun en el improbable caso de que las conociera, a las causas que las provocaron. Y eso aun a pesar de que son muchos, cada vez más, los que saben que no es bueno que lo urgente postergue eternamente a lo importante. Finalmente, en un alarde de originalidad, se recurre a la química, pero como la automedicación no siempre eleva la autoestima, al cabo de un rato estamos en las mismas, es decir, en la folladera.

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