En el oeste del paraíso profundo, lejos, muy lejos, diré para que
me entiendan que más allá incluso de la Sierra de Tramuntana, el tiempo
adquiere cualidades poco conocidas de modo que, por ejemplo, se muestra capaz
de mezclar los cuerpos en el espacio dejándolos sin aliento y casi sin
conciencia. Pero de todo esto tuvo noticias demasiado tarde. Hoy, sus ojos
taciturnos se posaban sobre el espejo, que es como decir sobre sí mismo, con
una especie de reproche mudo. Como si estuvieran de visita en el mundo de las
sombras y no supieran encontrar el camino de regreso.
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