miércoles, 9 de marzo de 2016

ENGAÑOSAMENTE ETERNO


Tenía un ojo azul humo y el otro gris opalino, de modo que cuando miraba el mar, lejos de ver las agitadas masas de océanos verde oscuro o azul turquesa, aparecía ante él una especie de resplandor de color ceniza acebollada, algo indescriptible que no tenía aspecto de materia, ni de imagen, ni siquiera de sensación, y que sin embargo parecía igualmente capaz de dar cabida en su seno a un mundo líquido, orgánico y mineral engañosamente eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario