miércoles, 6 de mayo de 2009

LUZÓPOLIS

Era con la luz, con la cualidad expresiva de la luz, con la memoria de la luz, con la que tejía los paraísos cansados bajo los que encontraba refugio este hijo de carpintero, todo ello a pesar de su profunda ceguera. El desdén con el que miraba las almas perdidas entre las dunas que sostienen el mar a las afueras de Lisboa no era si no expresión de su propia incapacidad para ver lo evidente. Afuera, el hiriente sol ofrecía a todos su apreciado elixir. A todos menos a él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario