sábado, 6 de junio de 2009

POSIBILIDAD INCIERTA

Rezongaba de la ceca a la meca en busca de la suficiente cantidad de caos como para poder construir el volcán de sus sueños, y tal cosa la hacía sólo para poder darse el gusto de hacerlo y terminar bañándose en la ardiente lava que emanaba de su misterioso cráter. Agotado un sueño, otro vino a sucederle. En esta ocasión, una serpiente que soñaba con serpientes digería un flamenco rosado mientras el agónico pájaro destrozaba con su pico el vientre del bicho, que a la sazón resultó ser una pitón de esas de siete metros y más de cien kilos que pululan por las alcantarillas de la ciudad. Aprovechando la siesta del reptil, aburrida desde el punto de vista narrativo, los ojos del soñador se frotaron con ristras de ajos de Albacete, de cuya mezcla rezumaron picantes boleros repletos de miradas, pechos devastadores y amplias caderas en las que refugiar los atávicos miedos que le perseguían torturándole desde su más tierna infancia. Luego tuvo lugar un sueño culposo, inocente suma de males y bienes, en las que el cuerpo se relacionaba con la memoria en un terreno baldío, a medio camino entre la sombra y la luz. Banales, anónimas y hasta sosas, las historias reposaban su latencia en medio de la nada, expectantes ante la posibilidad incierta de que algún día pudieran ser contadas.

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