domingo, 20 de diciembre de 2009

CARTA ELOGIO DEL VEGETAL

No mudas de lugar por impulso voluntario, y es por eso que ya seas colirrábano, yuca o ñame te mantienes firme donde estás, como si el disfrute de la vida no requiriera de la extravagancia del movimiento. Es sin embargo tu corazón de celulosa el que se multiplica vertiginoso en minúsculos granos de trigo, cebada o arroz que sirven de alimento al mundo, mientras sintetizas tu propio alimento convirtiéndote en higo, aguacate o toronja, y todo esto lo haces partiendo de la inorgánica nada. Protagonista del milagro fotosintético, te basta cuarto y mitad de agua, un puñado de sal y algunos rayos de sol para que te entregues en forma de legumbre, si es que te ha dado por nacer en tierra de garbanzos, o como digno champiñon si el sol no acompaña. Que sepas que lo intento pero, por más que vegeto, no logro reproducir el milagro.

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