martes, 22 de diciembre de 2009

PALABRA Y COLOR

Arranca oscuro y confuso, pero arranca. Sale a la luz no sin dificultad y con parsimonia va adueñándose del color. Se construye sin saber qué es. Sin consciencia alguna de qué pueda ser, el ser que habla surge desde lo más profundo de un vientre de café y se estiliza. Aguzado por la necesidad, afina su propio ser para poder decir de si lo que le urge decir. La cosa dicha por el ser no es otra cosa que el ser mismo que dice. Y se dice pronto. Surge así la conciencia de ser lo que se dice y de pensar sólo aquello que puede ser dicho. El ser que habla piensa y embadurna papeles mientras se piensa a sí mismo, y tanto la cosa del pensar y del hablar, como la de pensar y pensarse, las realiza con palabras mientras habla con el pincel.

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