sábado, 6 de abril de 2013

AQUELLA HEMBRA

Mientras se tiraba a aquella hembra de la peor manera posible, pensaba que de la tarea de reproducir la especie deberían encargarse aquellos en mejores condiciones de innovar y enriquecer el acervo genético. Obviamente, éste no era su caso. Las costras y otras sustancias que tenía por costumbre exudar conformaban, o eso pensaba, un cúmulo de aminoácidos y bases frenéticamente garabateadas que en nada ayudaban a mejorar la torpe y pretenciosa especie de la que formaba parte. Cuando terminó, se dispuso a descansar al otro lado de la calle mientras la perra continuó su camino sin darle al asunto mayor importancia.

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