sábado, 13 de abril de 2013

SE LO CONTÓ LA MUERTE EN UN DESCUIDO


Bien sabía que era a él a quien debían temer, pero no lo iba pregonando por ahí por miedo a que le creyeran.  Susurrando, se lo contó la muerte en un descuido. Se  sabía atormentado y maldito y, por más que se atiborraba a mandarinas y a tomates con mucha sal, permanecía en su paladar ese retrogusto mezcla de sangre y polvo viejo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario