De lívido en lívido, rebuscaba entre tinieblas en busca de
verdades pero sólo encontró en su peregrinar malolientes caries de sombras.
Ralo en palabras, mudo de pelambre y sin un después que echarse a la boca,
apenas si le quedaba otra que convertirse en un semeiausente más. Y semiausente
fue. Y nadie le echó en falta.
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