domingo, 7 de abril de 2013

EL TRASCIELO DE SUS OJOS


Todo lo que podía haber ido mal había ido mal, muy mal incluso, de ahí que libara cada tumbo de la vida con una normalidad fuera de lo común y que necesitara para sí todita la lumbre que podía encontrar si no quería morir helado.  Él no se daba cuenta pero día a día la cal de la luna se iba pegando a su piel obturando las arterias del alma. Tras el trascielo de sus ojos se ocultaba un abismo de dimensiones descomunales.

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