jueves, 29 de agosto de 2013

CEMENTERIO SIDERAL

Se imaginó despojado para siempre de su cama y de sus canciones, y no se le ocurrió otra cosa que echar mano de internet para resolver el incómodo asunto del entierro. Después de una búsqueda minuciosa y de un concienzudo análisis de costes y beneficios, pensó que la mejor solución era enterrar sus cenizas en un cementerio sideral en el que, por el módico precio de 3.000 dólares,  le garantizaban que sus cenizas saldrían de Houston, Texas, en una cápsula espacial y permanecerían girando en el espacio sideral durante 67 millones de años a 3.000 kilómetros de altura de la tierra. Desde el punto de vista de la altura el asunto le venía a salir a una media de dólar por kilómetro, y, vista la operación desde el punto de vista temporal, por cada dólar podía estar dando vueltas 22.333,33 años, posibilidad ésta que, aun no llegando a la eternidad prometida en otras ofertas, desde luego se le acercaba mucho. El principal problema sería localizar la cápsula a la hora de organizar las visitas por parte de familiares y amigos, visitas que, dadas las circunstancias y con el transcurrir de los milenios, se irían espaciando. 

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