viernes, 2 de agosto de 2013

TODO FUE PERFECTO


Durante un segundo todo fue perfecto. Para que me entiendan diré que la acción desarrollada durante ese instante se correspondería con un tiempo verbal imaginado, una especie de pretérito putreperfecto, que se curvaba en el espacio infinito a fuerza de silencio y a fuerza de oscuridad, y que no pudo ser convenientemente degustado por su protagonista por la sencilla razón de que permanecía en estado vegetativo persistente justo desde el segundo en el que todo pareció ser perfecto.

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