domingo, 18 de agosto de 2013

SATISFECHO


Nunca se imaginó predestinado a la gloria. De hecho, rara vez su gusto o su placer resultaban vehementes, y más raras aún eran las ocasiones en las que tenía como meta la realización de grandes eventos cercanos al esplendor o a la magnificencia. Aun así, había logrado estrechar lazos de fraternidad con las estrellas y el mar, y quienes le conocían decían de él que el reflejo de sus ojos asemejaba un río de aguas mansas. Se sentía, si no feliz, sí al menos satisfecho.

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