miércoles, 28 de agosto de 2013

UNA CIERTA IDEA DEL TODO


Era un hombre sin ataduras que logró tener una idea, una cierta idea, del todo, razón por la cual no resultaba extraño que de vez en cuando se pusiera sentimental. Solía frecuentar lugares oscuros, distantes y poco recomendables sin otro objetivo que el de quedarse dormido, y lo cierto es que a veces no sabía si remolcaba o iba a remolque de la vida, como tampoco sabía el nombre de las estrellas ni cuanto de lejos estaba el sol. Una vez soñó con la destrucción completa del mundo conocido. Finalmente no fue el mundo, sino su mundo, el que se vino abajo.

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