jueves, 14 de enero de 2010

VACÍO, AMOR Y NÚMERO

Construí con paciencia la soledad que tengo y que ya apenas si muerde. Rota la llave del presagio, el lino y sombras, yo y el todo, observamos circunspectos el brillo de las espaldas escamadas por el engaño del mundo. Mientras su mirada me olvida, mi nuca de piedra calcinada al sol que más calienta es un hervidero de intemperies, un buen lugar donde las señales y las alimañas que beben de las aguas del olvido pueden practicar sus trotes rituales. Es así como envenenan mi memoria ciega y deshabitada. Anudan a mi cuello los arenales de locuras y los cajones de ruidos tristes donde acumulo el pasado, y me dejan al pairo para juguete de los pretéritos remolinos del tiempo. El cuchillo de la memoria saja la trémula carne de la nostalgia, pero ya de poco vale. A oscuras, a solas, apenas si me quedan fuerzas para derramar una lágrima sobre cada vergüenza, apenas si noto ya rastros de vacío, amor y número.

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