lunes, 12 de octubre de 2015

EN ORDEN


Con el alma seca como la mojama, flotaba a la deriva de una atmósfera húmeda que tenía, quizás por eso, algo de sobrenatural. Temblaba cuando se sentía a solas consigo mismo, pero eso nada tenía que ver con el clima. Tumbado en la hamaca se miraba y pensaba qué desastre….respiro tan mal…claro que no llego a roncar, eso sí que no, pero ando cerca. Cuando giró el cuerpo hacia la izquierda observó la limpieza de los calderos, relucientes gracias al trabajo de esa mezcla peculiar de sal y arena que tanto abundaba en aquel lugar, y sintió que todo estaba en orden.

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