Irresoluto y suspenso, sentado sobre la hierba con un libro entre
los brazos, miraba a lo lejos la carcomida tapia del cementerio. Y pensaba en
sus cosas. Y como resulta que sus cosas, las cosas de hoy, tenían que ver con muertos, le
dio por pensar que los muertos sabían algo que él no sabía. Algo importante a
lo que se ve ya que, bien por miedo o bien sea por desgana, ninguno se había
atrevido en darle noticia alguna al respecto. En fin, hay que tener paciencia.
Tarde o temprano también él llegaría a saber lo que sea que haya que saber, y
para esos entonces es probable que tampoco tuviera ganas de ir por ahí hablando
con unos y con otros dándoles noticias de cosas obvias y, probablemente,
incomprensibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario