lunes, 19 de octubre de 2015

LO BÁSICO


Reblandecida por la sangre y el agua, olvidó la piedra su función. Después vino la amnesia de los días, la demencia del barro. Y con eso podría decirse que ya está todo dicho, o si no todo, sí lo principal, de modo que lo que sigue debe entenderse a modo de añadidura, como complemento más o menos coloristas a propósito de lo primero, de lo substancial. Porque aditamento es decir, por ejemplo, que fue por esa misma época en la que el cuervo de los tres ojos bajó y se dirigió a él para dibujarle un nido en la frente; o que en otro lugar, no muy lejos de allí, los vórtices de viento, los remolinos de espejo, predominaban en la llanura convirtiendo los llantos, cualquier llanto, en obsoleto. En esas mismas coordenadas espacio-temporales, quien más quien menos, pudo oír cómo el eco de un grito iniciaba su travesía en post de un sol dudoso, y cómo un tiempo mellado ya por los años bailaba sólo en la cocina al son de un cuchillo viejo y oxidado. Por último, y a modo de ribete cuasi mágico, podría decirse que del negro humo encandilado por el fósforo y la zozobra surgió un arcoíris de labios. Todo eso podría decirse, aunque lo esencial, lo básico, estaba ya dicho.

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