miércoles, 29 de abril de 2009

PESADAS PALABRAS

Costalero de la esperanza, desvencijado imaginero y tartaja que tras pequeñas desbandadas de tirabuzones huye de sí, el mismo que viste y calza y que apenas si puede esculpir el aire que se enciende a su paso mientras sube trancas y baja barrancas, ese mismo, pretende ahora ni más ni menos que rebanar su delicado pescuezo al tiempo que le venció tras el cruel saqueo de los años. Acabáramos. Tamaña heroicidad la pretende realizar mientras, mecido por el eco de una luz oscura y deshilachada, sueña con reencarnarse en carnosos labios que le besen, y en hacer eterna el duermevela de noches fingidas hasta conseguir que se rinda la aguamarina y desunza sus dulces minerales en una apoteosis de quietud. En el sueño, la fuerza de la verdad se abre paso mientras el alma acartonada rezuma pesadas palabras incapaces de soportar su propio peso.

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