miércoles, 25 de noviembre de 2009

EN CASO DE DUDA SOBRE LO SALADO

A veces puede suceder que, después de un largo día de ingente atiborramiento intelectual, llegues a casa, eches en falta algo, y no sepas en qué consiste la misteriosa ausencia. En un primer momento pensarás en el dedo anular de Laura. Pero no. Si a estas alturas no has llegado ya a la locura psicomunicativa más absoluta te darás cuenta que no es eso. Mira a ver si tienes las llaves. ¿Has olvidado el portátil? Si todo parece en orden y la necesidad continúa, no te sulfures. Descansa e intenta dormir. A la mañana siguiente, si sigues notando esa indecible necesidad y aparecieran después del café síntomas como la desgana, nebulosas emanaciones tendentes al mareo tonto y sosería en general, entonces es que tu cuerpo y tu espíritu necesita de los ingredientes propios de aquello que algunos han dado en llamar la sal de la vida. Tómate el día libre, date una vuelta por el Rabal y en cualquier bareto pide un poco de tequila con sal, limón, musiquita y algunas risas. Veras como todo vuelve a subir.

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