miércoles, 21 de octubre de 2009

A

A por a y b por b es como decir que conviene hacer las cosas punto por punto, lo que en el fondo y bien mirado es casi como una invitación a empezar por el principio. Pues bien, al principio fue la a, resultando por tanto la primera en el orden, y tal resultado acontece por la misma razón que al principio fue el llanto y entramos al mundo bajo un lamento que adopta forma de a, y acontece también porque en todas partes y lugares ha sido así, de modo tal que los hebreos dicen aleph, los árabes aliph, los indios alephu, los fenicios alioz y los griegos alpha. A los de origen latino, la a se nos aparece medio camino entre lo palatal y lo velar, y se nos aparece también abierta, con los labios muy abiertos, y fuerte, muy fuerte creo yo a base de pura presencia, usándose a menudo para indicar a quien persigue el gato, de forma y manera tal que el que tal cosa quiere decir acaba diciendo que el gato persigue a un ratón. Sirve también para decir a qué sabe algo, diciendo, es un por ejemplo, que esos mismos labios muy abiertos tienen sabor a miel, o que conviene disponerse a algo, pongamos por ejemplo que conviene disponerse a salir pitando de la cercanía de esos labios muy abiertos. Una vez que te has puesto a correr las aes pueden ser útiles a la hora de reseñar el lugar al que diriges el sentido de tus corredurías, diciendo, por ejemplo, que vas a Tombuctú, o que corres por no ir a la cárcel o, si tienes interés en algún tipo de certeza absoluta, puedes decir que tarde o temprano vas a morir. Si te exigen firmar algo puedes decir también que firmarás a la noche, o que te esperen a la derecha del dios padre. Si lo que no está claro son los intervalos en general, y los de tiempo en particular, puedes decir a tus interlocutores que te esperen a la derecha del dios padre de once a doce del mediodía, y que si no van a la cita les matarás a golpes, porque también la a sirve para indicar el modo de la acción. Si lo que buscas es diferenciar puedes decir claramente que va mucho de Antonia a María, es decir, que va mucho de recomendar una cosa a mandarla. En fin, que a decir verdad y la vista de lo dicho, o si lo prefieren a lo que parece, y teniendo en cuenta que lo mismo priva que niega, podría pensarse que lo mismo vale para un roto que para un descosido, y que a la que te pones a ver el tema a tratar o el problema a resolver, al final todos son aes.

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